El hombre sin cabeza y otros fantasmas, en el recorrido guiado de la ciudad

Entre datos históricos y el testimonio recopilado de vecinos del casco céntrico, los que se suman a visitar sitios emblemáticos pueden acceder también a la «otra historia, que no contaron los vencedores», e incluye apariciones, fantasmas y espectros. 

Los recorridos guiados que impulsa la Comuna capitalina a través de su programa Descubrí Corrientes, comenzaron en noviembre como una prueba piloto con perspectivas a realizarse durante los fines de semana hasta abril.

Sin embargo, por la gran convocatoria desde que se iniciaron, se disponen a extender este servicio –que es gratuito y solo requiere inscripción previa– hasta fin de año.  

Cada sábado por la tarde, el recorrido se realiza con guías de sitio especializados, en un circuito por el casco histórico de la ciudad. Y los domingos se realiza por el primer patio del cementerio San Juan Bautista. 

Desde este fin de semana, incorporaron una temática novedosa: los fantasmas y aparecidos.

Al pie del monumento a San Martín en la plaza 25 de Mayo, los que se inscribieron para el recorrido se empezaron a congregar cerca de las 6 de la tarde, justo en el momento en que tres oficiales del cuerpo de Cazadores Correntinos atravesaban el paseo desde el palacio de la Jefatura de Policía para realizar el acto de arrío de la bandera, ubicada en el mástil de la plaza.

Claudia, la guía que acompañó al contingente, inició el guiado recordando los orígenes de la ciudad de San Juan de Vera de las Siete Corrientes, en 1588, y celebró la convocatoria de participantes, en su mayoría de Corrientes, aunque también con visitantes de otras provincias

En una línea de tiempo que hojea el pasado dando saltos por hitos históricos relevantes, pasaron por el relato el secuestro de las Cautivas, la arquitectura francesa que influyó en las construcciones, la impronta que dejó el ingeniero italiano Juan Col en los edificios de Gobierno durante el período de la generación del 80, le creencia de que podrían existir túneles que conectan los edificios más importantes de mediados del 1800, los conflictos políticos,  las secuelas de la Guerra de la Triple Alianza y los nombres guaraníes de cada una de las siete puntas que dan origen a la ciudad, con especial énfasis en el valor patrimonial de la zona, que originó que hace algunos años todo el entorno de la plaza 25 de Mayo y sus antiguos edificios fueran declarados «distrito centro histórico monumental».

El hombre sin cabeza

La esquina de Salta y 25 de Mayo, en la antigua casona en que funciona en la actualidad el Ministerio de Obras y Servicios Públicos, mereció un momento especial en el relato. Allí, donde hace tiempo funcionaba uno de los clubes sociales de la Corrientes de principios del siglo pasado, contiene también historias de fantasmas. «Dicen que en el lugar se puede escuchar, desde un depósito donde se encuentran muebles y artículos archivados, el traqueteo de las máquinas de escribir, sin que nadie las esté utilizando», relató Claudia.

Además de las sombras y los sonidos, hay otra historia que se repite. Los serenos que trabajan en el edificio evitan concurrir solos a los sanitarios, porque «un día, un guardia que tuvo que ir, se encontró con la figura de un hombre con una camisa a cuadros, y cuando se dio vuelta a mirar, estaba sin cabeza», contó.

Voces y bullicio de personas reunidas también se registraron en la Legislatura, con el recinto vacío y en medio de guiados de visitantes. Así como aseguran que existe una oficina, casi sobre el final de los pasillos, la cual a pesar de estar desocupada acostumbra a tener los vidrios empañados y con humedad. Las curiosidades y eventos extraños narrados por la guía, se apoyan en la teoría de la existencia de un antiguo cementerio, que podría haber estado ubicado allí desde tiempos en que el solar de la Casa de Gobierno todavía era asignado a la iglesia matriz de la ciudad. 

La Casa Martínez, otro edificio emblemático por su valor patrimonial, resguarda en sus muros también relatos de figuras aparecidas, así como el edificio del Colegio Nacional, donde se termina el circuito. Ese edificio, que funcionó desde los comienzos de la ciudad como el solar donde se asentaron los sacerdotes de la orden jesuítica y fundaron la escuela de primeras letras, luego fue la aduana, campamento de armas y la Casa de Gobierno antes de abrir, en 1869, el primer colegio secundario de Corrientes, tuvo a su primer rector llamado Patrick Fitz Simons.

«Habitaba junto a su familia en la planta alta del edificio, que se orienta hacia el rio. Desde allí, aseguran que se escuchan sonidos, ruidos y voces. Del mismo modo, cuando el edificio se acercaba a los actos de celebración de sus 150 años, comenzaron a escuchar el sonido de un antiguo piano que estaba en desuso y atribuyen al fantasma de Fitz Simons las melodías, celebrando la trayectoria del colegio que ayudó a fundar», cerró Claudia, con un auditorio de visitantes que no se perdió detalle en las dos horas que duró el recorrido.

La historia de los olvidados

Muchos de estos relatos de fantasmas y aparecidos que circulan por la ciudad y que además ahora son la base de este nuevo recorrido turístico, se basan en aquellos que logró compilar Enrique Galiana, en los ya 8 tomos de una colección que aborda la temática desde una perspectiva de «leyendas».

Recién regresado de la Feria del Libro en Buenos Aires, donde todos los ejemplares de la 8.ª edición de fantasmas y aparecidos se agotó, así como los referidos a las Cautivas, Galiana explicó a República de Corrientes que sus obras «son publicaciones que aportan a la historia de Corrientes y destapan muchos secretos. A muchos les molestan esto que yo llamo leyendas, pero están directamente vinculadas con la historia», aseguró.

«Los historiadores somos como sepultureros, que vamos a recoger resquicios de documentos para recuperar historias antiguas. Mucho de lo que se relata es basado en la historia oficial, pero porque no tenían voz los vencidos, los asesinados, los ejecutados, los esclavos, los negros, los judíos, los indios. Estos relatos de aparecidos, tesoros y leyendas hacen resaltar esa historia. La gente está viendo historia con apariencia de cuentos. La gente cuenta su propias experiencias: por ejemplo, aquellos que no pudieron enterrar a sus padres en un cementerio público laico, como son los cementerios, porque pertenecían a la masonería», graficó.

Desde que comenzó con sus compilaciones, Galiana explica que, «al aparecer, las narraciones hacen que la población se haya animado a contar lo que les contaban sus abuelos y bisabuelos. Y luego yo voy comprobando, confrontando esos relatos con pruebas que existen en documentos antiguos, visito los lugares, averiguo a quiénes pertenecieron, y puedo describir por ejemplo quiénes eran las familias esclavistas», apuntó.

Al hablar de esclavitud, Galiana detalla que no solo existieron en Corrientes esclavos negros. «También había hombres y mujeres blancas, irlandeses, que eran tomados prisioneros por ingleses y españoles en Europa, y luego eran vendidos a las Américas», comentó.

El abogado, profesor e historiador, refirió a quienes lo critican como «personas que hablan de una historia encapsulada, yo no les llevo el apunte».

Del mismo modo, el autor apoya la posible veracidad de sus historias de aparecidos en el hecho de que el propio Vaticano tenga una congregación de sacerdotes exorcistas. Y asegura que en Corrientes hay «muchas experiencias» de personas que relatan vivencias extrasensoriales.

En su antigua casa ubicada por la calle La Rioja, cerca del puerto, asegura que habita también el fantasma de Ana María Pampín, ya que toda es porción de la manzana formaba parte de la propiedad de esa familia en la que luego funcionó el Sanatorio del Litoral. Y la pareja, conocida en la historia por haber perecido en un naufragio poco después de haber contraído matrimonio, habría muerto en aguas paraguayas por la explosión de un cargamento de combustible en el buque. Galiana apoya la teoría de que todos los descendientes de esa familia podrían todavía acarrear el estigma de energía negativa que acució a los recién casados que habitaban esa residencia. «No me asusta verla», dice Galiana por la mujer Pampín Reguera. «Pasa y no hace nada», asegura. En sus primeros libros se encuentra ese relato, así como el de una niña que jugaba con una ruedita. «Aquellas primeras ediciones eran muy ingenuas, les faltaba el respaldo científico que luego fui adquiriendo con viajes y estudios, por ejemplo a la Universidad de Salamanca y a Toledo», comenta.

En el Museo de Artesanías, propiedad en la antigüedad de la familia Villegas, habría vestigios de que se centralizaba allí el tráfico de esclavos, considerando las argollas que se encontraron en los patios. También allí se verían sombras y espectros, así como se escuchan puertas cerrarse y abrirse.

Respecto del hombre sin cabeza, Galiana agregó que se trataría de la historia de dos hombres que se enfrentaron en un duelo en el antiguo club social, en el cual uno termina muerto y sin cabeza. 

Pero el autor también asegura que hay historias de aparecidos más contemporáneas, una de ellas en el hospital Vidal, de un supuesto joven estudiante de Medicina muy humilde que habría habitado esas instalaciones del nosocomio. «Voy estudiando, preguntando. Y también en participado de los recorridos que se hacen en Europa, por ejemplo en Toledo en la noche de las brujas. En diversos lugares del mundo se relatan historias de aparecidos y fantasmas, que están documentados en bibliotecas, pero que la gente desconoce. Si yo le agregara bibliografía a los relatos, le quitaría la naturaleza de cuento o leyenda que tiene la publicación, y yo quiero que la gente lea», explicó.

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